jueves, 10 de enero de 2013

El último Jaguar fracasado

Jaguar ha sido siempre una compañia que tanto nos ha ilusionado como decepcionado. Cuando conocimos el proyecto del superdeportivo híbrido de Julian Thompson y Ian Callum mirábamos de reojo el temblor que les produciría a Ferrari, Lamborghini o a Porsche entre otras marcas. Poco después supimos de la cancelación del proyecto que nunca vio a la luz aunque siempre nos hubiera gustado conocer, el Jaguar C-X75
Jaguar C-X75
Es una lástima que proyectos como el Jaguar C-X75 (en la imagen superior) jamás acaben viendo la luz
No es nuevo que Jaguar produce coches y motores de grandes prestaciones, puesto que de echo Jaguar nunca se ha caracterizado por ser el coche de la plebe. El origen de este prototipo "fantasma", por así decirlo, se remonta al XJ13 de los años cincuenta, cuando aprovechando el motor V12 de ese coche se iba a colocar en posición central para llebar a cabo un gran superdeportivo.

La carrocería del coche, que no se vio a esta mediados de la década de los 60, era de aluminio con remaches, derivada de la industria aeronáutica, tan de moda en esos años. Como colofón y objetivo para que el coche fuera competente, se propuso hacerlo participar en la mítica carrera de Le Mans donde otro modelo de la firma, el D Type con sus eficientes frenos de disco, ya había dominado ediciones anteriores.

El problema de este coche fue que tardó tantos años en desarrollarse que cuando Jaguar cambió de propietario para pasar a ser de la British Motor Company, esta decidió cancelar el proyecto del que se estaba trabajando desde hacía años. Si a eso le sumamos la aparición del devorador de pistas que resultó ser el Ford GT40, el fracaso del felino verde estaba más que asegurado.
Jaguar XJ-220
El diseño del XJ-220 es de los más bonitos de la historia

La segunda historia que tiene mucho que ver con el modelo que se canceló hace tan solo unos años es el mastodóntico Jaguar XJ220, que se diseño con el pretexto de colocar a la firma británica en lo más alto de la automoción mundial, para rivalizar en un mercado en que los italianos se llevaban la palma del disño y de las prestaciones. Se presentó como concepto en 1988, y este a diferencia del C-XT5 si vio la luz.

Con un motor V12 en posición central, las puertas de apertura en guillotina y la tracción trasera lo hacían desde el momento en que salió en un vehículo que marcaría la historia del automobilismo, la de Jaguar y la de los supercoches. Cabe decir, que para producirse, el genial modelo tubo que adaptarse a llevar un motor más racional de seis cilindros en V, que gracias a la sobrealimentación, y perdiendo la tracción integral, llegó a ser un coche de prestaciones estratosféricas y con un diseño que ha dado mucho que hablar.

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